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Inestabilidad craneocervical

El cráneo se articula con la columna vertebral cervical mediante un sistema articular complejo, donde los ligamentos y los músculos juegan un papel fundamental en su estabilidad. Las 2 primeras vértebras cervicales (C1 y C2) tienen unas características especiales que facilitan esta unión. La inestabilidad cráneo-cervical es una enfermedad cuya principal característica es la laxitud de los ligamentos de las articulaciones atlanto-occipital (C0-C1) y de la atlanto-axial (C1-C2), localizadas entre el cráneo y las dos primeras vértebras cervicales. Esta laxitud resulta en una hipermovilidad en estas vértebras que pueden provocar dolor y mielopatía (daño neurológico) al comprimir la medula espinal, la arteria vertebral y/o el nervio vago ( X par craneal). A veces esta inestabilidad esta asociada con la enfermedad de Chiari. (Causada por el descenso/ invasión de las amígdalas cerebelosas sobre la parte más superior del canal cervical donde pueden comprimir la medula causando síntomas neurológicos. Puede estar acompañada de hidrocefalia, produciendo cefaleas intensas), con el síndrome de anclaje medular (la medula espinal queda anclada en alguna parte del canal medular causando tracción sobre la misma y produciendo síntomas neurológicos), o con enfermedades congénitas como en el síndrome de down.

Las causas más comunes de esta enfermedad aparecen en pacientes con enfermedades del tejido conectivo: Síndrome de Ehlers-Danlos, Osteogenesis Imperfecta y Artritis Reumatoide. Otra causa más frecuente es el traumatismo cervical (latigazo cervical).

El impacto de la inestabilidad en la región cráneo-cervical varía desde síntomas leves hasta una incapacidad severa con el paciente encamado. Los síntomas que puede producir la inestabilidad cráneo-cervical es tan amplia que se le ha denominado síndrome cervico-medular e incluyen cefaleas occipitales, fotofobia, nausea, fatiga, disnea, signo de l’hermitte, disfagia, vértigo, tinitus y visión doble entre otras. Estos síntomas típicamente se ven agravados por maniobras de Valsalva (toser, estornudar, ir al baño etc.) y mejoran con el paciente acostado.

El diagnóstico es clínico, pero se confirma mediante las radiografías dinámicas donde se ve un desplazamiento óseo entre las vértebras cervicales superiores. La RNM de pie también facilita información que permite diagnosticar la inestabilidad y un Angio-TAC permite valorar la localización arterias vertebrales. La fluoroscopia digital en movimiento (Digital motion X-ray) son pruebas que demuestran la inestabilidad en tiempo real, viéndose durante la flexión /extensión del cuello que es grabado en movimiento y analizado.

El tratamiento de esta enfermedad va desde un tratamiento conservador con rehabilitación para fortalecer la musculatura cervical alta, el uso de una ortesis cervical para mantener el cuello estable y el tratamiento quirúrgico mediante una fusión (ver capítulo de artrodesis cervical), cuando los síntomas son severos y el riesgo de una lesión neurológica es elevado. También se están realizando estudios con células madre y con plasma enriquecido con plaquetas sin resultados claros hasta la fecha.