Horario de atención:
9:00am – 5:00pm Lun-Vier
Número:
+34 610 435 290
E-mail:
info@drlafuente.com
La especialidad de neurocirugía dispone de grandes avances tecnológicos, en técnicas de imagen, en instrumentos para hacer las intervenciones más sencillas y seguras y en equipo miento para la formación y entrenamiento de estas cirugías de alta complejidad y donde se requiere un gran nivel técnico.
Estas tecnologías son sumamente caras y no están disponibles en todos los centros. Y el uso de la cual requiere de una formación específica.
La monitorización intraoperatoria es un procedimiento que se realiza en quirófano durante la intervención quirúrgica, donde conectando unos cables, tanto en la cabeza como en algunos músculos de las extremidades superiores o inferiores, podemos conocer en tiempo real la función en los brazos y piernas del paciente, mientras realizamos intervenciones cerebrales, o en las cercanías de la médula espinal.
Este procedimiento tiene un valor preventivo muy importante y ayuda a confirmar como en las compresiones medulares, la mejoría en la función distal tras la descompresión medular. En las intervenciones cerebrales ha probado su utilidad cuando tenemos que tratar un aneurisma cerebral, o tenemos que extirpar una lesión próxima a las áreas elocuentes del cerebro (área motora y área del lenguaje). En los casos tumorales podemos hacer monitorización cortical y subcortical, optimizando el grado de resección y minimizando las complicaciones neurológicas permanentes.
En la patología de columna vertebral, no solo es importante en síndromes compresivos medulares (mielopatía cervical), sino también cuando colocamos tornillos pediculares. Esta técnica nos permite conocer si están colocados lejos de la raíz nerviosa emergente, evitando así un reintervención . Así mismo su utilidad es importante durante las correcciones vertebrales en deformidades espinales, ya que en ocasiones la médula puede quedar atrapada, y la monitorización nos avisará de ello antes de colocar las barras definitivas.
La patología cerebral y medular se ha visto claramente beneficiada por las diferentes técnicas de imagen de las que ahora disponemos. Sabemos que la RNM muestra las características anatómicas de la lesión y su relación a las estructuras más próximas y más importantes. Mediante la RNM funcional podemos averiguar qué área de cerebro se activa cuando se realizan diferentes tareas. Esta información adicional nos ayudará a la hora de escoger nuestro abordaje quirúrgico, rodeando aquellas estructuras consideradas elocuentes. Del mismo modo, el examen de la tractografía (DTI) nos permite conocer las vías neuronales más importantes y la relación de estas a la lesión que pretendemos extirpar. La combinación de las tres modalidades nos permite tener toda la información necesaria antes de iniciar una intervención, planeando de manera segura el abordaje y pronosticando el grado de resección tumoral que podremos realizar.
Otras variantes de imagen consisten en la espectrografía, técnica que nos permite analizar y detectar unos aminoácidos específicos que nos permite distinguir el tipo de patología (absceso, tumor glial etc.) , además del facilitarnos una orientación bastante precisa del grado de malignidad del tumor, lo cual puede tener una repercusión relevante a la hora de decidir el tipo de operación a realizar (biopsia o resección completa). Toda esta batería de novo-imagen es especialmente útil en los tumores cerebrales.
Una de las dificultades en la cirugía cerebral es la localización de la lesión siguiendo referentes anatómicos, ello conlleva a realizar grandes craneotomias, exponiendo así más masa cerebral que puede condicionar a un mayor el riesgo de complicaciones. En la actualidad disponemos de navegadores en el quirófano. (Imagen virtual), una tecnología que nos permite localizar la lesion con márgenes de error de 5 mm lo que nos permite realizar abordajes menos invasivos, limitando la craneotomía a la localización y el tamaño de la lesión. Los sistemas de navegación, nos permite la localización de la lesión, pero además conocer el grado de resección obtenido comprobándolo tantas veces como se quiera hasta obtener una exéresis completa.
En algunos quirófanos (quirófano inteligente) disponemos de TAC o RNM dentro del propio quirófano (Imagen en tiempo real), que nos permite realizar una prueba de imagen antes de que el paciente se despierte, confirmando que la cirugía ha cumplido su objetivo y donde en caso de que haya un tornillo mal colocado o una lesión mal extirpada, podamos corregirlo y evitar así una segunda intervención.
Otras variantes de imagen consisten en la espectrografía, técnica que nos permite analizar y detectar unos aminoácidos específicos que nos permite distinguir el tipo de patología (absceso, tumor glial etc.) , además del facilitarnos una orientación bastante precisa del grado de malignidad del tumor, lo cual puede tener una repercusión relevante a la hora de decidir el tipo de operación a realizar (biopsia o resección completa). Toda esta batería de novo-imagen es especialmente útil en los tumores cerebrales.
La visualización aumentada de la que disponemos mediante los microscopios de alta definición, exoscópios y endoscopios, nos facilitan ver las lesiones de manera más clara y aumentada. Además, podemos identificar estructuras anatómicas importantes (venas, arterias, nervios), próximas a las lesiones evitando dañarlos y por consiguiente un déficit neurológico permanente. Esta imagen aumentada está ahora disponible también en 3D, añadiendo la profundidad de campo a nuestra visión intraoperatoria tradicional, permitiendo más seguridad durante la intervención.
Las intervenciones neuroquirúrgicas intracraneales y en cirugía de columna, exigen una capacidad y destreza técnica elevada. Las complicaciones que pueden derivar de un error humano pueden ser devastadoras para el paciente. Es por ello que la tecnología también ha querido aportar y diseñar instrumentos y estaciones para entrenar y aumentar la habilidad/ pericia de los cirujanos, evitando así complicaciones serias. Destacamos los simuladores para cirugía mínimamente invasiva en columna, así como la realidad virtual, la cual nos permite repetir en numerosas ocasiones la intervención que vamos a realizar, familiarizándonos con las estructuras que vamos a encontrar evitando así su lesión con su consiguiente complicación neurológica permanente. Además, este sistema es económico, estará al alcance de todos y tendrá un impacto positivo en el tratamiento de patologías complejas neuroquirurgicas.
Para extirpar los tumores a nivel cerebral o a nivel medular, donde la tracción está contraindicada por su proximidad a áreas elocuentes, utilizamos el aspirador ultrasónico. Esta tecnología utiliza los ultrasonidos para destruir las células tumorales permitiéndonos aspirar el tumor por dentro, protegiendo así su la cápsula y su relación con las estructuras elocuentes y vitales (nervios, arterias y venas) que la rodean. Una vez el tumor es vaciado por adentro resulta más sencillo encontrar el plano necesario para extirpar la cápsula sin dañar las áreas colindantes con la lesión.
Tractografia digital
Esta imagen nos permite conocer la trayectoria de las fibras nerviosas más elocuentes.
Izda.: Normal: Tracto de la vía piramidal motora
Dcha.: Como la vía piramidal esta desplazada posteriormente por la lesión
Sistemas de imagen intraoperatorias:
Izda. Robot para cirugía de columna. Imagen virtual a través de un robot/navegador que localiza el punto y coloca su brazo en la trayectoria para la introducción tornillo pedicular.
Dcha: Sistema integrado virtual y en tiempo real.
TAC intraoperatorio apoyado por sistema de navegación que evita la toma continua de imágenes.
Tecnología educativa para neurocirugía:
Izda: Simuladores quirúrgicos con modelos que imitan la situación real en quirófanos. Laminectomia lumbar.
Dcha: Realidad virtual aumentada que permite navegar a través del cerebro durante la cirugía, anteponiéndose a cualquier eventualidad intraoperatoria.